Una chica muy rara
El bando enemigo entonaba su cántico de victoria mientras los derrotados se alejaban del campo de batalla. Al grito de "¡Ya no juego!", Eleone se levantó del charco de barro y se fue hacía a casa haciendo la sirena, dejando a los demás niños en la plaza de Winhill.
La niña esperaba que el escándalo fuera suficiente para que Raine saliera del bar y regañara a los malhechores; pero Raine no estaba en la planta baja, así que Eleone calló y decidió ahorrarse el llanto para el público. Subió por las escaleras y llegó al cuarto de baño, lleno de vap